Sunset Boulevard

Norma y yo somos los habitantes de esa sombria mansión pasada de moda de Sunset Boulevard. Aqui residimos con la mirada atenta a las pantallas cinematográficas y a nuestros invitados. Siempre es buen momento para una agradable conversación y una partida de bridge bañada en cosmopolitan

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Lugar: Sunset Boulevard

jueves, julio 27, 2006

historias para nosotros mismos


Dos y cuarto de la mañana, Norma y yo nos encontramos en pleno encuentro con las musas... y nos han servido para darnos cuenta de que hay cosas que necesitamos contarnos a veces para asegurarnos de que no quedan en el "backstage" del olvido. por ejemplo las figuras de cera, el mero hechode darnos cuenta de su naturaleza ha servido para recapacitar sobre ello y afrontarlo como algo más allá de jugadores de bridge. pero también nos hemos dado cuenta de que hay codas muy importantes que no se cuentan, porque no hay un lapiz a mano, o porque no se sabe explicar con palabras... o simplemente porque no queremos. Pero eso no quiere decir que se olviden, uiere decir únicamente que deben guardarse un poco más profundo...
Para todos los visitantes de Sunset Boulevard que puedan preocuparse, no es necesario, ya que solo es una observación. no se preocupen por una doble vida, un mal oculto o una alegría incipiente... simplemente son cuentos propios que las musas ayudan a que me cuente antes de dormir. y eso es precisamente lo que merece la pena decir. Contarse una buena historia, una que realmente solo uno aprecie. Porque a veces solo es eso lo que uno necesita, y si no eres capaz, Calíope seguro que puede ayudar. El truco está en saber llamar a las musas. Norma se ha quedado sin palabras, fuma con su boquilla y creo que una sonrisa de orgullo asoma en su rostro

Norma & James

jueves, julio 13, 2006

Nuevas crónicas de Sunset Boulevard

Para bien o para mal, se retoman las Crónicas de Sunset Boulevard, temporada de verano- marcada por el blanco en el vestir-. Pero antes de todo es necesario hablar de esta reiterada ausencia de comunicados desde la mansión. En un primer momento, la causa se debió a los quehaceres que envargaban nuestro tiempo; Norma se vio saturada y necesitó de mi ayuda en todo momento, apenas pude pensar por mi mismo, o más bien sentir, que es lo que prefiero... En este duro trance, hubo varios partos: podemos anunciar, no sin orgullo, que tenemos un hijo musicólogo, un empresario y un realizador... y no vinieron solos, se hicieron acompañar por diversos dolores de muy distinta procedencia, que mirados (y sentidos) ahora, echando la vista atrás, se ven como males necesarios y enriquecedores.
Una vez pasado este duro periodo, entre Norma y yo hubo enfrentamientos: yo, por un lado estaba deseoso de que ella marchara a su residencia de Florida para poder retomar mis pensamientos, solo por un tiempo, sin embargo también sabía que la echaría de menos... ella, por su parte, desde su más fria racionalidad sabía ya de antemano lo que ocurriría: sabía que las cosas nunca salen como uno preve, sobre todo si el que lo hace soy yo... hubo roces, hubo gritos disfrazados de miradas y silencios. al final yo me deje llevar y ello dejó hacer... y un barco sin patrón rara vez llega a buen puerto.
A día de hoy parece que las cosas todavía no están completamente bien, pero poco a poco, con la ayuda de ambas partes parece que nuestra relación mejora... ella está a caballo entre ambas residencias, pero hace lo que puede por no abandonarme, yo he prometido acompañarla un día a la playa. Las flores del jardín parecen revivir una eterna primavera...

Mas también he tenido tiempo para pensar mucho: por un lado, recuerdo que estaba deseoso de mostrar a Norma ante nuestros lectores, sabía el modo en que podría mostrarla del modo más cercano a la realidad... sin embargo me he dado cuenta de que las cosas son tan fáciles... hay quien dice que la cuarta dimensión se corresponde con el tiempo, y esa era la coordenada que necesitaba conocer para poder caracterizar a Norma. Lo había olvidado por completo, sabía su longitud, su amplitud y su profundidad; sabía como era, o como me gusta verla, por dentro y por fuera, con sus más y con sus menos. Pero olvidaba la perspectiva otorgada por el tiempo. Es curioso como el tiempo aclara cosas que creíamos ver ya con claridad meridiana... Ahora me encuentro en la misma encrucijada del principio, pero con la experiencia, esta vez Norma solo me ha ayudado indirectamente. No sé como retratarla, pero sé que a lo mejor no debo hacerlo... me gustaría, pero puede que no sea lo correcto... porque Normas hay miles y hay también una. Creo que muchas veces todos podemos sentir una a nuestro lado, y que es muy doloroso cuando las buscamos y encontramos la negativa del vacio, pero también resulta necesario.

Pero hay más asuntos que se cuelan en mi cabeza y que, al lado de un Earl Grey helado me gusta compartir con Norma. Por un lado y a raíz de los pensamientos anteriormente redactados, hablamos del cambio de punto de vista y del paso del tiempo... ¿Realmente cambian las cosas con el paso del tiempo, o somos nosotros las que las hacemos cambiar con nuestras acciones, con nuestros puntos de vista, con nuestras intenciones...? Norma opina que nosotros somos los artífices y que el tiempo es espectador mudo, pero yo sé que cambio a veces y que otras no cambio y, sin embargo, es en ese momento cuando son las cosas las que cambian ante mi.

Por otro lado me preocupan las figuras de cera, los eternos compañeros de bridge. Temo, que siguiendo las leyes de la física se derritan en mi propio salón sin que pueda hacer nada por remediarlo. Esto siempre se puede posponer con una buena instalación de climatizadores en el interior de la casa, pero me pregunto si eso servirá solo para posponer lo inevitable ¿Están las figuras de cera destinadas a fundirse? Sabe alguien como puedo evitarlo, quizás la manera sea recordándoles que son más que figuras de cera, por lo menos entre estas cuatro paredes, pero es que ante todo son mis invitados y si abandonan mi casa los perdería de todos modos, cosa que no estoy dispuesto a permitir... ¿algún diplomatico puede hecharme una mano?


Solo una cosa más, Norma me pide que les recuerde, que el bridge y el cosmopolitan siguen a su disposición en nuestra mansión, la calle ya la saben, solo busquen la casa de principios de siglo y llamen, estaremos encantados de recibirles.

Norma & James

Solo una cosa: hay que tener huevos para ser reina en un tiempo de plebeyos. Ron Cowen