noche de cine

Ayer retomé una sensación semiolvidada, y digo bien, porque creo que nunca desapareció por completo, simplemente convivió conmigo, latente. De nuevo ocurrió en una sala de proyección, pero era lo que ocurría en la sala, acompañado por lo que se proyectaba en la pantalla, lo que me hizo pensar. Norma y yo nos encontramos con una pareja de espectadores que dieron pie a que comenzasemos a hablar de las relaciones... ¿Existe alguien que realmente vaya a satisfacer nuestras expectativas? Llegamos a la conclusión de que aunque nosotros somos los primeros que no sabemos la respuesta, también ingoramos en buena parte la pregunta. Norma, desde la experiencia de 3 matrimonios fallidos, me dijo que nadie se complementa completamente, pero que también sería aburrido si lo hiciera, lo pongo seriamente en duda. A continuación, algo extraño en ella, me mostró un ejemplar de una revista de grandes reportajes, instándome a leer uno sobre la naturaleza química del amor. Saqué en claro que esta cambia a los cinco años, y que las sustancias que segrega el organismo son muy similares a las que se producen en casos de trastornos neuronales de naturaleza sicótica. Para la quimíca, amor y locura son primos hermanos.
No llegó a resolver nada, pero esa pareja amante del cine que se sentó algunas filas por delante de nosotros, reactivó una comezón que había olvidado... Sólo un par de preguntas ¿ Es similar al amor a la locura?¿somos conscientes de lo que queremos? ¿y de la dificultad de la búsqueda? y por último, una pregunta ya formulada por otra amiga de Sunset Boulevard, Carrie Broadshaw ¿Aprendemos de nuestras relaciones o simplemente las superamos? ¿Todos tenemos una media naranja, o es más complicado que encontrar la perefecta pieza de fruta? Estas dos preguntas le interesan también mucho a Norma, que se encuentra en la misma situación que yo, pese a la experiencia que la acompaña.

Norma & James

La memoria no es más que otra manera de inventar. Eduardo Mendicutti